Un sabio me dijo una vez;
La pedrada es del tamaño del sapo.
No lo se!
La pedrada de la vida
al sapo que nada en desidia.
Esta vez el sapo yo soy,
Más que en desidia nadando,
hecho añicos, tras la pedrada
a un oscuro vidrio.
Ya no se si hombre o sapo.
Nada se. No se nada y me pregunto,
postrado en negro mármol.
Agua derramada, iceberg en llamas.
Vasos y platos vacíos
Hogares amargamente despoblados.
Lágrimas de granizo en mi alma.
Me duele el corazón y pecho
tras espinosa pedrada.
Mi madre se ha ido
Hoy martes no está conmigo.
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